Para de preguntar a tus hij@s cómo les ha ido el día

No le preguntes a tus hij@s qué ha hecho en el colegio hoy. No, no lo hagas.

Mira, lo sé: quieres saber cómo ha sido su día. Ya tenga 5 o 15 años, quieres saber cada uno de los detalles: con quién han hablado, qué han aprendido, qué impresión han tenido sus profesor@s de su comportamiento, quién les ha importado, a quién han importado, y sigue y sigue.

Hay dos resultados posibles para este hábito

El primero es que no lo harán. Como mucho conseguirás una respuesta malhumorada on un «nada». Están cansad@s. La escuela agota.

Si son adolescentes, se han tenido que levantar temprano, y sus ciclos circadianos los han convertido en criaturas nocturnas. Incluso si son de l@s chic@s poco comunes que saltan de la cama por la mañana, han pasado durante todo el día por el escurridor académico y social. La escuela se ha cobrado su peaje. Ahora ya han salido de la escuela. ¿Qué es la última cosa de la que quieren hablar? Pues de la escuela. La escuela es lo que se ha acabado. Y ahora les pides que recapitulen todo el día. No.

La segunda respuesta que podrás tener se debe a que ven lo interesad@ que estás y se sienten generos@s, son complacientes de nacimiento, lo que es probablemente una cualidad que no quieras promover (como aprendimos en el Brain Feeling: ¿Cómo dejar de ser una persona complaciente?). Pero no estarán content@s de hacerlo. ¿No querrás que tu chic@ simplemente cargue con todo el peso de tu ansia, no? Claro que no.

Y no estás engañando a nadie con esas «preguntas sobre la escuela que no son ‘cómo te ha ido el día»», supuestamente diseñadas para hacer que tu chic@ hable. «¿Cuál ha sido la mejor parte de tu día? ¿Y la peor? ¿Qué es lo que más agradeces de hoy? Si tu día fuese una canción, ¿cuál sería? ¿Qué es lo más divertido que te ha pasado hoy?«. Incluso son peores. Son horribles. Tus hij@s ven a través de ellas, igual que tú.

Puedes probar esto

Cuando os encontréis al final del día, míral@s y di lo siguiente: «Me alegro de verte». Luego calla. (Puedes añadir un: «¿Cómo estás?», especialmente si parece que esté preocupad@.

O hablar de cualquier otra cosa: sobre lo que vais a cenar, o algún vídeo de que hayáis visto. Y, lo más probable, es que empiecen a estar parlanchines sobre su día llegados a este punto o luego (durante la cena o antes de acostarse).

Pero no les estás preguntando que te lo expliquen todo ¿vale? Por supuesto que no.

Buen Jueves!! 🙂


Artículo Original: «Stop Asking Your Kid About Their Day» en LifeHacker

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