Hay muchos refranes, citas y frases que usan la esperanza; quizá a bote pronto la primera que nos puede venir a la cabeza es: «La Esperanza Es Lo Último Que Se Pierde«.
Bien, hoy me gustaría aprender un nuevo descubrimiento en el que se ha descubierto dónde residiría la esperanza en el cerebro y cómo ésta lo protege. ¿Me acompañáis?
En un estudio reciente, psicólogos Chinos han descubierto que la esperanza protege al cerebro contra la ansiedad y han ampliado nuestro entendimiento de cómo esto estaría ocurriendo.
Dado que la esperanza está considerada como un rasgo de personalidad estable, razonan, se puede encontrar en qué lugar del cerebro estaría esta funcionando. No tan sólo han sido capaces de señalar dónde potencialmente residiría la esperanza en el cerebro, sino que también cómo la esperanza protegería al cerebro de los efectos de la ansiedad.

L@s científicos definen la esperanza como una materia importante en la psicología positiva, en referencia las expectativas orientadas a metas del individuo que incluyen tanto la agencia (el deseo de alcanzar metas) y los caminos (encontrar modos de alcanzarlas).
Los investigadores han usado la imageniería de fMRI en 231 estudiantes de instituto de Chengdu, en China, a quienes se evaluó mediante los cuestionarios de la escala de esperanza DHS y del test de ansiedad de Stait-Trait.

Analizaron los datos utilizando la amplitud fraccional de la fluctuación de baja frecuencia (fALFF). Descubrieron que la presencia del rasgo de esperanza estaba relacionado con valores bajos de fALFF en el córtex orbitofrontal bilateral medial (mOFC) del cerebro. Esa es la región involucrada en el procesado de recompensa, en la producción de motivación, la solución de problemas y el comportamiento orientado a objetivos.
El córtex orbitofrontal se halla justo encima de las órbitas de los ojos, unos pocos centímetros hacia atrás en la base frontal del cerebro. Los científicos descubrieron que el rasgo de la esperanza funcionaba como «mediador» entre la actividad del mOFC y la ansiedad.

Esta es la primera evidencia de que la esperanza tendría una presencia física en el cerebro, pero la relación entre la esperanza y la ansiedad ya se había establecido en numerosos estudios anteriores.
Un estudio de 2002 de la Universidad de Kansas, analizó el rol que la esperanza juega en los estudiantes. Se descubrió que los que mostraban una esperanza baja tenían más ansiedad, primordialmente al establecer metas que eran demasiado abrumadoras y difíciles de cumplir.
Otro estudio de 2011 de científicos Malasios y de Hong Kong, demostró la relación entre tener más esperanza y la reducción de la ansiedad y la depresión en los pacientes con cáncer. No quedaba claro sin embargo si la esperanza causaba menos ansiedad o si las personas con menos ansiedad tenían más esperanza.
Buen Miércoles!! 🙂
Artículo Original: «Scientists Find Out How Hope Protects the Brain» en Big Think
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