El Cerebro No Contiene Recuerdos. El Cerebro ‘Es’ Recuerdos.

Recuerda tu recuerdo favorito: ganar esa competición; la primera vez que viste la cara de tu hij@; el día en que te diste cuenta que estabas enamorad@. No es un único recuerdo, ¿no?. A medida que lo reconstruyes, recuerdas los olores, los colores, la cosa divertida que alguien dijo, y el modo en que todo te hizo sentir.

La habilidad de nuestro cerebro para recopilar, conectar y crear mosaicos de estas impresiones de milisegundos es la base de cualquier recuerdo. Por extensión es la base de ti. No es tan sólo retórica metafísica. Cualquier experiencia sensorial detona cambios en las moléculas de tus neuronas, cambiando la forma en que se conectan las unas con las otras. Esto significa que tu cerebro está hecho literalmente de recuerdos, y que los recuerdos están constantemente rehaciendo tu cerebro. Este marco de trabajo para la memoria data ya de hace algunas décadas. Una nueva y extensa revisión publicada en Neuron añade aún un aspecto más fino: la memoria existe porque las moléculas, las células y las sinapsis de nuestros cerebros pueden decir el tiempo.

La Sinapsis Con Todo Detalle

Definir la memoria es casi tan difícil como definir el tiempo. En términos generales, la memoria es un cambio a un sistema que altera el modo en que ese sistema funciona en el futuro. «Un recuerdo típico es una reactivación de las conexiones entre las diferentes partes del cerebro que estaban activas en algún momento del tiempo«, afirma Nikolay Kukushkin, coautor del estudio. Todos los animales (incluidos muchos organismos unicelulares) poseen alguna clase de habilidad para aprender del pasado.

Como el gusano de mar. Desde un punto de vista evolutivo, es difícil trazar una línea que una al gusano de mar con un humano (vale, en algunos casos no lo es tanto 🙂 ). Los dos tienen neuronas, y los gusanos de mar forman algo similar a los recuerdos. Si pellizcas las branquias de un gusano de mar, las retraerá más rápido la próxima vez que tus pequeños y crueles dedos se le acerquen. L@s investigador@s han encontrado conexiones sinápticas que se fortalecen cuando el gusano de mar aprende a sorber en sus branquias, y son las moléculas las que causan este cambio. Remarcablemente, las neuronas humanas tienen moléculas similares.

Gusano de Mar

¿Qué tiene que ver eso con tu recuerdo favorito? «Lo que es exclusivo de las neuronas es que pueden conectarse con miles de otras neuronas, cada una de un modo específico«. Y lo que hace que esas conexiones sean una red es el hecho que esas conexiones específicas, esas sinapsis, se puedan ajustar con señales más o menos intensas. De modo que, cada experiencia (cada pellizco en las branquias) tiene el poder de redirigir las fuerzas relativas de todas esas conexiones neuronales.

Pero sería un error creer que esas moléculas, o incluso las sinapsis que controlan, sean recuerdos. «Cuando miramos más profundamente en las moléculas y los estados de los canales de iones, enzimas, programas de transcripción, células, sinapsis y todas las redes de neuronas, concluimos que no hay ningún espacio del cerebro donde se almacenen los recuerdos«. Esto se debe a la plasticidad, la característica de las neuronas que memorizan. La memória es el sistema en sí mismo.

Además, existen pruebas de la creación de memoria a lo largo y ancho del árbol de la vida, incluso en criaturas sin sistema nervioso; por ejemplo, l@s científic@s han entrenado a una bacteria a anticiparse a un flash de luz. Kukushkin explica que esos recuerdos primitivos, como la respuesta del gusano de mar, son una ventaja en la escala evolutiva. «Permite a un organismo integrar algo de su pasado en su futuro y responder a nuevos retos».

Los recuerdos humanos, incluso los más preciados, empiezan a una escala muy granular. La cara de nuestra madre empieza como un borrón de fotones en nuestra retina, que envía una señal a nuestro córtex visual. Oímos su voz, y el córtex auditivo transforma las ondas de sonido en señales eléctricas. La hormonas recubren la experiencia con contexto, esta persona te hace sentir bien. Estos y un número casi infinito de otros inputs, son como un tsunami en todo tu cerebro. Nuestras neuronas, sus moléculas auxiliares, y las sinapsis resultantes codifican todas estas pertubaciones interrelacionadas en términos del tiempo relativo dónde ocurrieron. Aún más, empaquetan toda la experiencia con una llamada ventana temporal.

Obviamente, no hay ningún recuerdo que exista por sí mismo. Los cerebros parten la experiencia en múltiples escalas de tiempo que se experimentan simultáneamente, como el sonido que se rompe en diferentes frecuencias al ser percibido, frecuencias que luego percibimos simultáneamente. Es un sistema anidado, con recuerdos individuales que existen en múltiples ventanas temporales de diferentes duraciones. Y esas ventanas incluyen cada parte del recuerdo, incluyendo los intercambios de información que son visibles a la escala de cuando percibimos el evento que estamos recordando.

Sí, también es difícil de entender para l@s neurocientífic@s. Con lo que va a ser un árduo camino hasta que entiendan todos los detalles concretos de la formación de recuerdos. «En un mundo ideal, seríamos capaces de trazar el comportamiento de cada neurona individual en el tiempo», menciona Kukushkin. Por el momento, proyectos como el Connectoma Humano representan lo más puntero, y aún están trabajando en un dibujo completo del cerebro, de momento quieto. Como la memoria en sí misma, poner ese proyecto en movimiento es tan sólo cuestión de tiempo.

Buen Viernes!! 🙂


Artículo Original: «YOUR BRAIN DOESN’T CONTAIN MEMORIES. IT IS MEMORIES» en Wired

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