A pesar de ser la más grande e influyente mente en la historia de la humanidad, Isaac Newton, a todas cuentas estaba un poco chiflado, así como también era un tanto cretino. Newton era conocido por ser mezquino y vengativo. Atravesaba episodios maníacos en los que trabajaba sin descanso durante días sin comer ni dormir. Luego caía en profundas depresiones, rechazaba hablar con nadie y a menudo contemplaba el suicidio. Durante estos episodios más oscuros, a menudo tenía alucinaciones y hablaba con gente imaginaría. Como hacen algunos niños.
Por supuesto que Newton no fue el único genio científico aquejado. Nikola Tesla llevó a cabo más de 200 inventos en su vida, incluyendo el primer prototipo de motor eléctrico, el primer mando a distancia y ayudó a inventar la fotografía en rayos X. Inventó un modo más eficiente de electricidad que el que había inventado Edison, lo que hizo que éste último se volviese tarumba y tratase de destruir la carrera de Tesla.

Lo que es menos conocido es que Tesla tenía una intensa fobia a la suciedad y a los gérmenes así como una curiosa obsesión de hacerlo todo en múltiples de 3. Calculaba impulsivamente todo lo que había a su alrededor, cosas cómo cuántos centímetros cúbicos de comida estaba a punto de consumir o cuántos metros tenía que andar hasta el lavabo. Pasó años viviendo en hoteles sin pagar nunca las facturas. Él, igual que Newton, informó de visiones cegadoras y de alucinaciones en algunos de sus periodos más creativos e intensos.
¿Por qué parece que una cantidad desproporcionada de los genios artísticos y científicos del mundo están un poco chiflados? Muchas de las mejores figuras literarias de los últimos 300 años se bebieron a sí mismas hasta la muerte o se tiraron un tiro en la boca. El músico muerto por sobredosis de heroína es hasta un cliché en este punto, de lo común que se ha vuelto. Demonios, hasta parece que no puedes ser considerado una estrella del rock real si no te has expuesto a una sobredosis alguna vez.
El filósofo romano Séneca, una vez dijo: «No existe un gran genio sin una tintura de locura«. Todos hemos entendido intuitivamente que las personas que son genios a menudo también están un poco locos. Lo aceptamos aunque no sepamos exactamente por qué es.
Sí, los autores tienen una propensión mayor a estar deprimidos que la población en general. Del mismo modo que los científicos son más proclives a ser esquizofrénicos y los artistas visuales a ser bipolares.
Pero mientras que la enfermedad mental puede llevar a alguien a los extremos de la creatividad o del descubrimiento, para la mayoría de personas jode un poco. En comparación con las personas normales (si es que normal existe), la gente con enfermedades mentales tienen más problemas de salud físicos y crónicos, tienen dificultad para crear y mantener relaciones, ganan menos dinero y viven vidas más cortas.
Y para cada genio estrafalario como Newton quien mientras reinventaba las matemáticas y formulaba las leyes fundamentales de la física, probablemente tenía interesantes conversaciones variadas con el sofá de su madre; también podemos encontrar personas con problemas mentales que hacen cosas asombrosamente espantosas.

Pero la salud mental es un materia complicada y delicada. Y, en palabras del autor original, «creo que ya he ofendido a unas 8000 personas con tan sólo estos párrafos de apertura». Pero la verdad es que mucho de lo que consideramos saludable o dañino, normal o anormal, depende de la cultura y del tiempo en el que vivimos.
De hecho, entre los psiquiatras, la noción de salud y de enfermedad cambia de generación en generación. Están siempre discutiendo sobre las definiciones de enfermedades como el TDAH, la esquizofrenia y el desorden bipolar. Hace siglos cuando la depresión se conocía como «melancolía» se creía que estaba causada por un desequilibrio de los fluidos corporales llamados «humores». Se consideró la homosexualidad como enfermedad mental hasta 1986 (hace tan sólo 31 años).

Incluso en la cita de Séneca que hemos aprendido antes, la palabra en Latín para «locura» se usaba de modo totalmente diferente del que hoy en día se traduce. Para los antiguos romanos, significaba algo más parecido a inspiración o iluminación, y por tanto algo a lo que aspirar.
Una de las razones por las que los desórdenes mentales son difíciles de definir es porque muchas de sus características son, en algún sentido, versiones extremas de los rasgos normales que se ven en todos nosotros.
Por ejemplo, todos podemos ser un poco obsesivos de vez en cuando y hacer cosas que normalmente no haríamos. A lo mejor los utensilios de tu cocina tienen que estar perfectamente alineados o sino empezarás a pensar que toda la casa está a punto de explotar (o los libros de una estantería). No tienes TOC (trastorno obsesivo compulsivo) como mucha gente bromeará, lo que sí que tienes es una fijación en que algunas cosas deben estar en orden para que te sientas cómod@ y segur@. Creo que muchas personas tienen algo de esto en su vida, la pregunta es ¿hasta qué grado?
Ser ansios@ puede ser una buena cosa. Significa que probablemente prestes más atención a lo que hace que seas ansioso y que lleves a cabo algún tipo de acción. La mayoría de nosotr@s tenemos áreas en nuestras vidas donde pensamos y nos preocupamos demasiado. El autor original menciona una compañera en la universidad quien acostumbraba a vomitar antes de cada presentación que tenía que hacer a la clase. Estas cosas son sorprendentemente normales.

O, ¿jurarías que alguna vez alguien ha dicho tu nombre, tan sólo para darte cuenta que no hay nadie más que tú en la habitación? o ¿piensas que has visto moverse algo por el rabillo del ojo y al girarte ves que no hay nada? Si, a tod@s nos ha pasado. Los humanos tenemos una habilidad increíble para imaginar cosas que no son reales. Es como una esencia del cerebro humano que a veces llevamos a cabo incluso sin darnos cuenta que lo estamos haciendo.
Pero para la vasta mayoría de personas, es fácil darse cuenta cuando nuestras mentes se han ido a hacer su propio picnic y podemos devolverlas rápidamente a la realidad. Las personas con ciertos tipos de esquizofrenia, por otro lado, tienen problemas en distinguir el «mundo real» del de su imaginación. Las personas con desórdenes generales de ansiedad están tan abrumados por ella que no pueden llevar a cabo una vida funcional. Las personas con TOC extremo viven en estado constante de no sentirse con el control se sus propias mentes o acciones.
De modo que, todos estamos un poco locos en nuestros propios modos. Lo que pasa que hay un espectro del comportamiento humano, y es allí (en los extremos de este comportamiento) donde podemos encontrar a las personas con «enfermedades mentales».
Nuestras facultades psicológicas son como las habilidades atléticas o como la altura. La mayoría de nosotros nos agrupamos alrededor de la altura media, pero hay gente en los extremos (algunos son enanos y otros gigantes). De modo que los enanos y los gigantes experimentan el mundo de un modo mucho más diferente que la mayoría de los que están en la media; lo mismo pasa con los extremos del comportamiento.
Y aquellos extremos, a menudo considerados negativos, son los extremos que resultan en explosiones de creatividad y de genio. No es una cuestión de cómo deshacernos de ellos, sino de cómo los manejamos.
Los amigos y familiares de Kurt Cobain (por ejemplo) lo describían como una persona que tenía un gran pavor a ser humillado. Habría transmitido esta personalidad de rock star apática, manteniendo las apariencias de que no lo importaba nada, pero de hecho, le importaba demasiado lo que todo el mundo pensaba hasta el punto de tener ansiedad severa y episodios depresivos.
Pero estas mismas personas te dirán que era una máquina en los ensayos y en el estudio. Cobain estaba obsesionado en perfeccionar su marca como artista. Nirvana tuvo sesiones de ensayo que duraron hasta 15 horas antes de grabar Nevermind. Esto le llevó a ser el pionero más grande del rock desde los Beatles. Y también le condujo a descerrajarse un tiro en la boca.
Temple Grandin revolucionó la industria del ganado en Norte América y hoy se le da crédito de aportar uno de los giros más grandes hacia adelante en el tratamiento humano del ganado. Si comes carne, hay una buena probabilidad que Temple Grandin haya tenido algo ver en algún punto con cómo ha llegado la carne a tu plato.

Temple es autista. Su autismo hace que «piense en dibujos», y en definitiva ese es su don (o al menos lo que todo el mundo piensa que es su don).
La gente asume que aunque fuese discapacitada, superó su discapacidad y la convirtió en una clase de gran ventaja. Creyeron que el don de Grandin era no considerar las objeciones de otras personas cuando éstas se interponían a sus principios. Pero (y esto es importante) no es que no le importase qué era lo que la otra gente pensase, es que no sabía como hacer que le importase lo que la otra gente pensaba. Su handicap también era su mejor rescurso.
Grandin no superó su discapacidad, la arrastra con ella, como una mula que tira de un arado, va dejando muescas tras de ella tan sólo para construir lo que puede ver delante. Y no tiene elección de hacerlo de otro modo.
Si consideramos que la naturaleza de ser extremo se traduce en grandes riesgos y grandes recompensas, entonces a lo mejor las «enfermedades mentales» son uno de los modos de la naturaleza de hacer que llevemos a cabo apuestas arriesgadas esperando un gran retorno.
Es como si la Madre Naturaleza entrase en el casino y se dirigiese a la ruleta para poner todo su dinero en el doble cero. Si le toca el premio gordo aparece alguien como Isaac Newton quien, irónicamente, nunca se casó o tuvo hijos, pero incremento la capacidad reproductiva de la humanidad siglos después de haber vivido.

Pero hay otro ángulo evolutivo en esto: y es que estas tendencias de las enfermedades mentales, en ciertas situaciones, han sido beneficiosas en las tribus nómadas de nuestros ancestros.
Un psicópata, obviamente, tiene un gran riesgo, particularmente para aquellos que se le acerquen, pero sus habilidades psicopáticas le pueden convertir en un líder inteligente, incluso cuando sea implacable. Si pasa que una tribu necesita un líder inteligente e implacable que les guíe a través de un entorno impredecible e inestable, el psicópata puede ser su mejor opción.
Un miembro ezquizoide de la tribu puede haber sido ilusorio, pero también una fuente de ideas descabelladas que han acabado aportando un gran beneficio para todos. A lo mejor alucina viendo un arbusto ardiendo que le dice que agrupe a la gente y que se vayan a una tierra más fértil. A lo mejor alucina con 10 mandamientos y los grava en una roca para luego declarar que él y su gente son los elegidos de Dios. A lo mejor todo esto acaba siendo en principio de todas las religiones Abrahamicas y de la mayoría de la civilización occidental.
Paradójicamente, las mismas cosas que causarían que estos trastornos saliesen de los genes son las mismas que los mantienen dentro. Su mayor handicap es a la vez su mayor ventaja. Y los mismos extremos que entorpecen a los individuos serían aquellos que proveen de la tintura de locura a su genio y creatividad. Y, de muchos modos, todos nos beneficiamos de ello.
La sociedad moderna no es tan diferente. Necesitamos gente estable y «aburrida» para crear las industrias estables y aburridas de las que dependemos a diario, como el agua, la electricidad y la frutería. Y necesitamos a mucha de esta gente. Crean la columna vertebral de la civilización.
Pero del mismo modo que nuestros ancestros tribales, la sociedad moderna también necesita comodines y bichos raros. La humanidad necesita de alguna fuente de innovación para arriesgarse y apostar, del mismo modo que necesitamos la estabilidad en la que se basa nuestra vida diaria.
A lo mejor la ansiedad hipersensible que hace que a tu compañer@ de oficina le den ataques de pánico es la misma hipersensibilidad ansiosa que le hará escribir una novela o un poema.
A lo mejor el director psicópata de tu compañía es bueno a la hora de tomar decisiones precisamente porque es un psicópata. Tan sólo ve los números, no a la gente. Y, aunque suene extraño, todos os beneficiaréis de su falta de empatía.
A lo mejor el chico autista de tu clase de mates producirá los más grandes avances en física cuántica y ganará el Nobel. Así que para ya de hacerle bullying, imbécil.
El riesgo inherente de vivir en las fronteras del esfuerzo humano es lo que conduce a nuevas ideas y al progreso. Necesitamos personas que no sean tan sólo capaces de ver el mundo de nuevos modos, sino que sean lo suficientemente delirantes y locos para creer que sus ideas no son ni delirantes ni locas. Como decía el antiguo anuncio de : «Porque los que están lo suficientemente locos para pensar que pueden cambiar el mundo son aquellos que lo cambian»
La cosa es que un cierto grado de locura parece beneficioso a veces. Tan sólo hace falta dirigir esa locura en la dirección adecuada.
Y, dado que tod@s nosotr@s estamos un poco loc@s, entonces nuestro conocimiento sobre nuestras excentricidades y tendencias tiene consecuencias reales para nuestras propias vidas. Aprende tu cerebro. Aprende sus rarezas. ¿En qué se diferencia de los demás? ¿En qué se parece?
La salud mental, en la vasta mayoría de los casos, no es una cuestión de «curar» o de «arreglar» a la gente, sino reconocer dónde residen las fortalezas de un cerebro extremo, mientras aprendemos a lidiar simultáneamente con sus debilidades.
Muchas personas tienen algún grado de vergüenza sobre el modo en que funciona su cerebro. Se les dice que son demasiado sensibles. O que son introspectivos o demasiado melancólicos. O pasan demasiado tiempo con novelas de fantasía o haciendo dibujos. O que están obsesionados con su apariencia, o… lo que sea.
La respuesta es: hazte dueñ@ de ello. Como cualquier otra parte de tu cuerpo, tu mente viene pre empaquetada con sus propias ventajas y desventajas. Aprendelas y úsalas bien. Y el modo de hacerlo no es esconderte de ello. Es aceptarlas y expresarlas.
Buen Domingo!! 🙂
Artículo Original: «THE SURPRISING BENEFITS OF BEING (SLIGHTLY) CRAZY» en MarkManson.net
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