Mientras escribo estas primeras líneas de este Brain Feeling, os tengo que confesar que aún no he leído el artículo original.
Pero tengo una queja que hacer dedicada a esas personas que se quejan de todo, constantemente, a veces (puede ser) con razón, la mayoría de ocasiones tan sólo para fastidiar o por vicio o, seguramente por aburrimiento o envidia. Est@s elementos de la sociedad deberían mirarse antes a su propio ombligo y ver si tienen el derecho de quejarse, ver si al quejarse dan alguna propuesta de solución a la queja, ver si han aportado, si han dado algo para demandar algo; si no lo han hecho mi propuesta a la queja es que mejor se queden calladit@s en lugar de contaminar el entorno; espero poder aprender en este artículo y aportar una solución mejor.
Pero, lamentablemente, tod@s tenemos compañer@s que no paran de quejarse. Y sí, podemos y debemos lidiar con ell@s. Hoy me gustaría aprender cómo podemos tratar con este tipo de elementos de un modo efectivo.
L@s Brain Feelers más veteran@s sabréis que acostumbro a ser neutro y aséptico en los Brain Feelings. Esta será una de las pocas veces que va no ocurrir, he decidido añadir mis propios comentarios e impresiones que resaltaré en verde.
Puede tratarse de un@ compñer@ triste o de un@ jef@ quejica, pero siempre nos vamos a encontrar con algunas personas negativas (cuando no tóxicas) en nuestra vida laboral. Aquellos elementos que viran de la negatividad a la toxicidad pueden estar costando a nuestra organización mucho dinero y mucha productividad.
Además, como virus que son, el negocio puede correr en el riesgo de que las quejas se contagien. Según Robert M. Galford, «La gente lo ve, y entra en el juego, dicen: ‘Esta es una organización que tolera este tipo de cosas, por qué no empiezo yo a quejarme también’«
¿Estás cansad@ de escuchar los arrojos negativos? Si no puedes evitarlos todos a la vez, hoy aprenderemos cómo lidiar con un quejica crónico. Cómo podemos cambiar la conversación.
1.Escucha La Necesidad
Algunas personas se vuelven quejicas crónic@s porque creen que no se les está escuchando. Según Erica Latrice, repiten el comentario negativo hasta que alguien valida lo que están diciendo. (Sí, poca personalidad, qué le vamos a hacer)
Entonces, es cuando los quejicas quieren que les des razón de su queja. Pues hagámoslo, así serán felices en su propia inopia. Digamos algo como: «Si yo fuese tú, me sentiría igual». Eso hace que se sientan escuchad@s y cortocircuitará la necesidad de repetir el mensaje negativo.
2.Reformula La Situación
A veces, las personas negativas tan sólo necesitan que se les ajuste la perspectiva (!!Quiet@s!! No es de la manera que estáis pensando). Intentemos ayudarles (si se dejan, ya que acostumbran a ser tan cort@s de miras que no acostumbran a dejarse ayudar) a reformular la situación. Ofrezcamos una perspectiva diferente de la situación o de la acción a la que dedican esfuerzos a criticar.
Por ejemplo, si un@ compañer@ (en el sentido estricto de la palabra. Yo aquí eliminaría cualquier connotación de amistad) está criticando una política de la compañía, podríamos ofrecerle el por qué se creó esa política en primer lugar, así como los beneficios que ofrece (a menudo es difícil que lo vean).
Cuando decimos: «‘Pensémoslo de otro modo’ o ‘Si empezamos por entender la razón por la que las cosas son así’«; podremos cambiar la naturaleza del diálogo.
3.Cambia Tu Respuesta
L@s quejicas drenan la energía de sus audiencias. Son vampir@s. A menudo, su discurso negativo les puede dar fuerzas ya que colocan la culpa a l@s demás y aumenta su autoestima (suele ocurrir que estos elementos tengan un gran ego y gran autoestima, que les hace creer que tienen razón).
De modo que, como otros estilos de comunicación, aceptar este estilo individual de comunicación sin tomárnoslo personalmente puede ser una buena técnica para afrontarlos. Ya que ell@s son tan tercos en no saber adaptarse, adaptémonos nosotr@s a ell@s; al fin y al cabo, son como son.
Una cosa que NO debemos hacer, según David M. Long, es animarles a que sean más positiv@s: «La investigación en el tema de la labor emocional demuestra que pedir a las personas que sean más positivas cuando no lo son, es un hecho que drena sus recursos. Una mejor aproximación a l@s quejicas crónic@s es que ofrezcan sus propias soluciones a los problemas y den un plan para llegar a esa solución«.
No, no tenéis nada que temer; me arriesgaría a decir que casi el 99% de las veces no lo van a hacer. Se quejarán sobre la propuesta que les hemos hecho sobre ofrecer una solución y un plan; y así recursivamente, adentrándose más y más en su círculo vicioso de toxicidad.
4.Pide Soluciones
Como comentábamos antes, a veces (pocas) el quejica tendrá sugerencias para mejorar la situación, menciona Latrice. Hagamos preguntas cómo:
- ¿Cómo solucionarías esto?
- ¿Qué es lo que harías diferente?
Si la persona, realmente quiere hacer el cambio, tendrá algunas ideas buenas. Tampoco nos hagamos ilusiones, en mi opinión esto pasa el 1% de las veces.
5.Pégales Un Toque
Si las otras tácticas no funcionan (cosa que pasará el 99% de las veces al tratar con est@s elementos), lo que deberemos hacer es pegar un toque a ese comportamiento. Si un@ individuo tiene el hábito de ser negativ@, alienémoslos. Pero es posible que hayan adquirido el hábito sin darse cuenta (sí eso puede pasar, pero, a menudo, va con la personalidad del elemento en cuestión). Si, por nada, el/la compañer@ tiende a tener una visión negativa, debemos alimentarle para que piensen (eso si, pensar e inventar se les da muy bien) sobre un cambio de comportamiento.
Latrice sugiere que les remarquemos nuestros propios sentimientos en lugar de ser acusador@s. Por ejemplo, probemos con:
- «Me siento incómod@ cuando oigo esa clase de críticas» en lugar de decir: «Siempre ere negativ@«.
También podemos usar el humor. (Lo dice el artículo original, no estoy siendo sarcástico)
6.Redirige La Conversación
Cuando alguien es simplemente un quejica crónico que no quiere soluciones o no quiere reconocer, aún hay esperanza (se ve que sí). La táctica que se ha estado usando durante mucho tiempo se llama: el puente. Puentear cambia sutilmente al sujeto haciendo que reconozca lo que se ha dicho, y después a otra cosa mariposa.
Un modo bueno de «puentear» sería: «Eh! Me alegra que hayas hecho esta pregunta. No tengo una respuesta que darte, pero tengo alguna idea. Deja que las comparta contigo.»
No es un gran cambio para la humanidad alejarse de la negatividad. Es un paso pequeño. (cosa que me hace pensar en la clasificación biológica de estos elementos). Luego, continuemos hablando del tema nuevo hasta que puedas liberarte de la conversación.
Por supuesto, si ninguna de estas tácticas te llevan a ningún lugar y el/la compañer@ está afectando negativamente tu puesto de trabajo, lo mejor es que lo escales. Que se lo muestres a algún superior. Pero, en función de las motivaciones de l@s quejicas (a menudo oscuras, y mediocres) verás que, simplemente respondiendo de modo adecuado, mejora la situación. (Dejo a vuestra elección cuál es el modo adecuado)
Podéis pensar que quizás mis comentarios han sido un poco sarcásticos e irónicos. Y debo reconocer que sí lo han sido y que de constructivos tienen poco.
- Me quejo de los quejicas, y de su incapacidad intrínseca de adaptación al medio.
- Me quejo de su comportamiento tóxico, para el cual (como hemos aprendido hoy) no hay cura, tan sólo paleativos.
- Me quejo que renuncien a ser ayudad@s y que renuncien a prosperar.
En definitiva, me quejo de que, en general, nos vamos a pique si seguimos tolerando este tipo de elementos. Debemos hacer algo en conjunto para ayudarles, para hacerles ver el panorama real de la realidad que les rodea y así hacer que encuentren su sitio, ya que, hablando de sitio, hay sitio para tod@s.
Un Poco De Música: Rata De Dos Patas 🎼
Artículo Original: «6 Ways To Deal With Chronic Complainers» en FastCompany
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