Lo que comemos marca una gran diferencia en la optimicidad en que nuestro cuerpo opera. Y, del mismo modo, a lo que dedicamos tiempo leyendo y aprendiendo afecta cómo opera nuestra mente.
De modo incremental, estamos llenando nuestras cabezas de citas y de extractos, el equivalente mental a la basura. Durante un día o incluso una semana, los cambios, como aquellos que les ocurren a nuestras barrigas, a penas se notan. Pero si extendemos la línea temporal a meses y años, nos enfrentamos con una realidad preocupante, mirándonos nuestra barriga cervecera de la ignorancia.
Si pensamos en nuestra mente como una biblioteca hay tres cosas de las que nos deberíamos preocupar-
- La información que almacenamos en ella, su precisión y relevancia.
- Nuestra habilidad para encontrar/recuperar aquella información bajo demanda.
- Finalmente, nuestra habilidad para poner esa información en uso cuando la necesitamos. Eso es cuándo aplicarla.
No tiene sentido el tener un repositorio de conocimiento en nuestra mente si no podemos encontrar y aplicar sus contenidos.
Echemos un vistazo a qué es lo que ponemos en nuestras mentes.
Según el autor del artículo original, creador de Farnan Street, sienten que esto esta malentendido de modo masivo; hecho que lleva a que las personas fallen en discriminar qué es lo que alimenta a «la biblioteca de nuestra mente». Como dice el dicho «Basura que entra, basura que sale».
Si tu biblioteca mental no es precisa o está equivocada, vas a tener que batallar. Probablemente no serás demasiado productiv@. En general te vas a confundir entre todas esas cosas y vas a pasar un montón de tiempo corrigiendo tus propios errores.
Nuestras mentes, como cualquier herramienta, necesitan estar optimizadas.
Una dieta a base de los cebos de clicks no es una dieta nutritiva. La mayoría de gente opina que no pasa nada, que no importa, que tan solo es un entretenimiento no dañino.
Pero bien al contrario. Es como la cocaína. Hace que nuestros cerebros se iluminen y se sientan bien. Cuanto más lo consumimos, más lo queremos. Es un círculo vicioso.
Nuestro cerebro no es estúpido. No quiere esta mierda, así que mientras nos va soltando dopamina, la aportación a nuestra biblioteca es muy pequeña. Como el alcohol, son calorías vacías. No podemos subsistir de una dieta basada exclusivamente en el alcohol.
La cadena de clicks no conlleva mucho significado. Esta es la razón por la que las personas releen artículos y no recuerdan haberlos leído con anterioridad. Sus cerebros consideraron que se trataba de basura y desecharon esa información en lugar de almacenarla. Y eso nos lleva a un coste de oportunidad muy alto; el tiempo es limitado, podríamos haberlo gastado de modo más sabio que en una cadena sinfín de trocitos de información insignificantes.
En días y en semanas no es demasiado problema, pero en años y décadas se convierte en un problema monumental.
La basura en la biblioteca se lía con la acomulación de precisión, de información relevante y afecta en el uso efectivo y eficiente en que usamos nuestros cerebros; hace que nosotr@s tengamos que buscar entra más basura. Perdemos nuestra habilidad de diferenciar.

Y sí, podemos estar de acuerdo sobre la importancia de la calidad de la información que entra en nuestra cabeza; pero es más fácil el dicho que el hecho.
No tan sólo necesitamos hacer un filtrado, sino que tenemos que estar al tanto sobre qué filtros ha pasado ya esa información.
Hay filtros por todas partes.
Pongamos un ejemplo. Pensemos en un CEO con 6 capas de gestores por debajo suyo. Algo que ocurre en la «planta baja» del negocio, una interacción entre un vendedor y un cliente, normalmente pasará por 6 filtros.
Casi no hay ningún modo que esa información sea precisa después de todos esos filtros.
Ahora, este CEO reconoce este hecho, pero tiene que hacer algo psicológicamente difícil, que es básicamente decirle a los que le reportan directamente: «No estoy segur@ que tenga la información correcta de tu parte» Tienen que salir en su propio pie y buscar información más detallada, relevante, independiente de la gente más cercana al problema.
Así que no tan sólo necesitamos filtrar sino que, como hemos visto, tenemos que tener en cuenta los filtros por los que la información ha pasado antes de llegar a nosotros.
Veamos otro pensamiento relacionado.
En nuestra búsqueda incansable de sabieza y de información de alta calidad que almacenar en nuestra biblioteca, a menudo prestamos atención a pequeños pedacitos de información llamados soundbites (la traducción es citas, pero usaremos soundbites, que literalmente son ‘clips de audio’) Estos engañosos tipos, también llamados ‘conocimiento superfícial’ hacen que sonemos más list@s y que nos sintamos bien con nosotr@s mism@s. Y son más fáciles de añadir a nuestra biblioteca mental.
El problema reside en que el ‘conocimiento superficial’ se desvanece muy rápidamente, como el mantillo. Pero, mucha gente opera en el mismo nivel que el conocimiento superficial.
El resultado es que este conocimiento, ilusorio y superficial se recupera más tarde y se aplica con total confianza cuando tomamos decisiones (a menudo tomadas por el subconsciente) en varios contextos y con resultados terribles.
Si buscas una heurística rápida que usar para la información que estás almacenando en tu biblioteca mental, intenta con esta aproximación dual:
- Tiempo
- Detalle
Tiempo en el sentido en ¿cuánto de relevante es históricamente? ¿Durante cuánto tiempo va a ser precisa? ¿Qué pinta tendrá en 10 minutos, en 10 meses, en 10 años? Si va a cambiar temprano, probablemente puedes filtrarla aquí mismo.
Un modo de determinar si la información va a pasar el test del tiempo es calibrando su precisión examinando los detalles. Son pequeñas pero poderosas vitaminas de nuestra dieta lectora.
Quieres aprender de gente con un profundo y preciso conocimiento en su área de expertise. En este caso, el mejor filtro es un cerebro humano inteligente, encuentra a alguien que haya preparado de modo concienzudo, que haya procesado y saboreado un buen pensamiento.
Uno de los modos en los que puedes asesorar el expertise es a través de los detalles que nos dan las personas. Los artículos de lectura en diagonal se suponen que están dirigidos al gran público, pero a menudo indican que el propio autor tan solo goza de conocimiento superficial. El añadir las referencias del trabajo nos indica que el autor está al tanto de los filtros que ha pasado esa información. Es como saber que las verduras de tu plato son orgánicas y de kilómetro cero.
Así que, seamos cuidados@s. El 99.9% de esos artículos de click no pasan estos dos filtros. No son ni detallados ni duraderos en importancia.
¿La cosa buena? Es que puedes aumentar tus standards durante el tiempo.
Buen Martes!! 🙂
Artículo Original: «The Pot-Belly of Ignorance» en Medium
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