Scott H. Young, el autor original del artículo, comenta que en muchas de las entrevistas que lleva a cabo, se ha dado cuenta que uno de los temas más recurrentes en ellas es cómo se siente la gente ante el aprendizaje. La abrumadora causa de los resultados que experimentan.
Sí, la inteligencia, el talento, l@s buen@s maestr@s y las escuelas, todo ello es importante.
Pero si crees que aprender alguna cosa es demasiado difícil, te asusta o no te interesa lo suficiente como para que merezca ese esfuerzo, ninguna de las cosas comentadas arriba te ayudarán.
Las personas que fallan al aprender idiomas son, sorprendentemente, las personas que ni siquiera quieren intentar aprender un idioma. Las personas que «no pueden» aprender matemáticas, programación, negocios, marketing o baile, no son aquellas que lo han intentado y han fallado, son las que ni siquiera lo han probado seriamente desde un principio.
Aprender es frustración
Es muy fácil desdeñar esta actitud. «¿No se dan cuenta estas personas que se puede aprender cualquier cosa, si se persiste y se utiliza la táctica adecuada?»

Pero señor@s, los sentimientos no son racionales, de modo que adoptar una postura persistente para animar que las personas aprendan cosas difíciles es una pérdida de tiempo total. Si crees que no puedes aprender matemáticas, Francés o samba, que yo te diga que sí puedes (por ejemplo) no va a cambiar las cosas.
La versad es que tod@s hemos tenido nuestros propios momentos de duda y frustración, y seguramente no haga tanto tiempo de ello.
Scott ilustra esta frase con un ejemplo personal. En Enero empezó a aprender a bailar salsa con su esposa. Ello había bailado muchos años, pero nunca salsa y él lo había hecho un poco.
Inmediatamente, en las primeras clases, el sentimiento más abrumador fue: «Odio esto«. No porque no pensase que aprender salsa no sería chulo, sino porqué se veía a sí mismo en el espejo. Sus pasos estaban desincronizados. No seguía el ritmo. Cuando bailaba con un@ compañer@, olvidaba cómo hacerlo, y luego se cambiaban las personas sin ni siquiera tener la más mínima posibilidad de darse cuenta de ello.
El tema es que él era consciente que esto era la frontera de la frustración. Sabía que una vez superase ese nivel de principiante y empezara a ser capaz de ello (lo que ocurriría con la práctica suficiente), empezaría a disfrutarlo. Si le dedicaba el tiempo suficiente, incluso llegaría a adorar bailar salsa.
Pero no sienta así. Su cerebro lo ve ligeramente difícil y el sentimiento visceral e inmediato es: «Tú no eres buen@ en esto, deberías dejar de hacerlo ahora mismo y dejar de avergonzarte de ti mism@»
¿Cómo cambiar tus creencias sobre el aprendizaje?
Hay algunas acciones que podemos llevar a cabo para superar estos ‘retos’ de aprendizaje:
1.Sumérgete en ello

El ultraaprendizaje, suele funcionar ya que comprime la frontera de frustración en un periodo de tiempo menor. Dejar de hablar castellano para aprender un nuevo idioma es estresante, pero este estrés dura un par de semanas, mejor que el par de años que duraría si asistiéramos a clases tradicionales.
Ya que el stress dura menos, puedes saltarlo más fácilmente en comparación con la batalla emocional que puedes sentir cuando una aptitud nunca sale de ese periodo de frustración.
2.Evita la comparación

Las sensaciones de Scott sobre la salsa eran, en su mayoría, causadas por sus comapañer@s de clase. Eran mejores que él. Cuando nosotr@s, como seres humanos, sentimos una desventaja comparativa, es como si nuestro cerebro intentara inmediatamente evitar la práctica de esa aptitud.
No es del todo claro si se trata de una adaptación evolucionada de la especialización de nuestras fortalezas (si lo fuese, debería preceder a nuestra economía moderna y especializada) o si simplemente el no tener el nivel necesario es comparable a tener un status menor y nuestros instintos de búsqueda de status sobreescriben las metas a largo plazo del aprendizaje.
Sin embargo, un modo simple de evitar este problema es ponernos nosotr@s mism@s en proyectos o situaciones que desafíen la comparación.
Las tutorías 1:1 eliminan inmediatamente la sensación de «soy el peor de la clase». También eliminan la pereza de «soy el mejor de la clase» que puede afectar a l@s estudiantes que muestran un alto rendimiento.
Incluso estructurar un proyecto intenso y poco usual suele evitar este problema.
3.Acepta la frustración

«Odio esto» no es un sentimiento, es una frase. Es una frase que pronunciamos automáticamente como respuesta a ciertas cosas que ocurren en nuestro entorno. Reconocer que no se trata de una experiencia única y unificada, sino de varias ‘mini-experiencias’ que ocurren en secuencia:
- Te das cuenta que estás haciendo algo mal.
- Te das cuenta que otr@s se podrían estar dando cuenta que estás haciendo algo mal.
- Te sientes desconcertad@, y empiezas a sentirte mal.
- Sientes que necesitas escapar o parar.
- Te dices a ti mism@: «Odio esto«
Esto es un tren de pensamiento del que podemos bajarnos en cualquier parada, eliges si quieres hacer todo el camino hasta la última estación. Si eres consciente de ello, puedes ver caminos alternativos.
Qué pasaría si, al darnos cuenta que estamos haciendo alguna cosa mal, nos reafirmásemos: «Pero está bien, hacer las cosas mal es de lo que se trata aprender. Por esto estoy aquí»
O si empezamos a avergonzarnos y nos decimos: «No es malo que la gente piense que soy malo en esto. Mientras no perjudique a nadie y dé lo mejor de mí, nadie me dirá nada«.
Cundo necesitas la necesidad de escapar, puedes decirte: «Solo un poquito más»
Si lo examinamos con más atención, el sentimiento de frustración en sí se convierte en un espacio para nuevas experiencias. Nos damos cuenta de hasta qué punto nuestros propios sentimientos de no ser adecuad@s nos encorsetan en una mirada limitada de nuestra vida. El dolor que puedes sentir al hacer algo mal, irónicamente, se convierte en un momento de liberación potencial ya que mediante él podemos reescribir la historia de quiénes somos.
Superar la frustración
Scott aún no bueno bailando salsa. Pero ha mejorado. Los momentos en los que decía: «Odio esto«, ya se han visto superados por los momento de: «Eh! Esto es muy divertido«.
Sabemos que «muy divertido» se convierte en «apasionante» si podemos aguantar un poco más:

Aprender representa el cultivo de estos momentos apasionantes. Cuando somos buen@s en algo que antes era imposible para nosotr@s, nuestro mundo crece un poco más. Esta expansión de posibilidad es la felicidad en sí misma más que ser una mera meta.
Buen Jueves!! 🙂
Artículo Original: «The Hardest Part About Learning Hard Things» en Scott H. Young
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