Tu cerebro es una máquina de comparar. En cada situación nueva, automáticamente rebusca en tu memoria todas las otras situaciones con las que te has encontrado en el pasado. Encuentra una o varias que son similares al escenario actual, para luego usar esa información para saber qué hacer. Hacemos esto la mayoría del tiempo sin que ni siquiera nos demos cuenta.
A veces este reflejo cognitivo juega a nuestro favor y otras no. Pero como pasa siempre, querrás hacer que trabaje a tu servicio antes que dejar que trabaje en tu contra (al menos lo intentarás). Aprendamos hoy cómo lo podemos conseguir.
Comparaciones Útiles Y Comparaciones Menos Útiles
Pongamos que entras en una sala de reuniones de una empresa que no nunca has visitado. Tu cerebro inmediatamente salta a ello, hurgando en tu memoria para encontrar otras salas de reuniones en las que has estado, luego te ayuda a descubrir dónde sentarte y cómo comportarte en la reunión que está a punto de empezar. En un caso así es de bastante ayuda.
Y no solamente comparas las situaciones las unas con las otras, sino que también utilizas tu conocimiento de otras personas para entenderte a ti mism@. Al empezar un nuevo trabajo, tienes que comprender cómo debes tratar a las otras personas de la oficina. ¿Se trata de un lugar donde l@s supervisor@s forman parte del equipo o requieren las personas de más jerarquía que tú un poco más de deferencia de la que estás acostumbrado? Puedes descubrir esto mirando a l@s compañer@s cuyo trabajo es similar al tuyo y observando sus interacciones: ¿Están hablando distendidamente con sus jef@s o cierran el pico y se ponen muy formales en el momento en que sus jefes aparecen?
Pero este proceso, al que los psicólogos llaman «comparación social» no te es de ayuda en todos los ámbitos. Piensa en toda la variedad de personas que conoces. Para cada dimensión dada de ti mism@ en la que puedas pensar, habrá personas que te parecerán mejores que tú y otras que te parecerán peores. Seguramente conocerás personas que ganen más dinero que tú y conocerás a personas que ganen menos que tú. Lo mismo te ocurrirá con lo ocurrentes que son, lo atlétic@s que son o lo competentes que son en comparación contigo.
Al compararte a ti mism@ con alguien mejor que tú en una dimensión se llama «comparación social ascendente» y cuando te comparas a ti mismo con alguien a quien consideras peor se llama «comparación social descendente«. Mientras que estas comparaciones pueden ser útiles (en las dos direcciones) para que podamos descubrir en qué punto estamos cada uno de nosotr@s, también te pueden hacer miserable. Si siempre llevas a cabo comparaciones sociales ascendentes y ves que te faltan cosas, puedes empezar a sentirte mal sobre cómo estás dando la talla.
Por supuesto, que si aplicas otra mentalidad, estas comparaciones ascendentes te pueden dar una orientación sobré qué es posible en el mundo. Puedes pensar que estás bien, mirar alrededor y ver a personas que tienen más recursos financieros que tú y sentirte animado al saber que aún puedes enriquecerte más. También es posible que el hacer comparaciones sociales descendentes te puede hacer sentir mejor que otr@s. Pero ninguno de estos dos outputs son especialmente motivadores (y el último no es que refleje buena ética, aunque a veces sea inevitable aplicarlo).
El Modo De Hacer Comparaciones Más Productivas
Al fin y al cabo, sentirte miserable tan sólo porque l@s otr@s son más listos, ricos o de más buen ver que tú no te conduce a hacer nada. Y dejando la moral a un lado, el consolarte con el hecho que otras personas son peores que tú tampoco te incentiva a llevar a cabo ninguna acción productiva.
En su lugar, utiliza las comparaciones sociales de un modo inspirador. Encuentra personas que son mejores que tú en alguna dimensión y aspira a ser como ellas. No tan sólo se trata de compararte con ellas y creer que podrás llegar a ese nivel, este tipo de optimismo está bien pero es inerte.
Lo que debes hacer es descubrir en qué te pareces ya a ell@s: ¿Qué aptitudes, características, recursos e incluso defectos tenéis en común? Luego, ¿cómo puedes utilizar esas fortalezas y explicar esas debilidades u obstáculos de modo que te permita tener tanto éxito como tienen ellos? Modela tu aproximación a su experiencia, adaptando lo que sea necesario en lo que no tenéis en común.
Finalmente, cuando te topes con personas que son perores que tú en alguna dimensión, no uses eso como una oportunidad de alardear. En lugar de ello, pregúntate a ti mismo qué puedes hacer para que mejoren (si es que aceptan esa ayuda). Encontrar posibilidades de mentar a alguien te beneficia de dos modos. En primer lugar, te sentirás mejor contigo mism@ sabiendo que has ayudado a alguien (hay fuertes ventajas psicológicas relacionadas con el altruismo). En segundo lugar, siempre aprenderás un poco más al ayudar a otras personas. Te ayuda a fortalecer tus propias aptitudes.
En general, todo esto tiene muchas más ventajas prácticas que las que pueden ofrecer otros modos de comparación social. De hecho, mejorar incluye el hacernos sentir mejor cualquier día de la semana.
Buen Martes!! 🙂
Artículo Original: «Since Your Brain Constantly Compares You With Everyone Else, Try This» en FastCompany
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