Cuando Samantha Deffler era joven, su madre acostumbraba a llamarla por los nombres de sus hermanos, incluso por el de su perro.»Rebecca, Jesse, Molly, Tucker, Samantha», decía.
Muchas personas mezclan los nombres de sus hijos o de los amigos, Deffler (científica cognitiva en el Rollins College, en Winter Park) quería descubrir por qué ocurre esto. De modo que ella y sus colegas, Cassidy Fox, Christin Ogle y David Rubin, hicieron una encuesta a 1700 hombres y mujeres de diferentes edades, descubriendo que las equivocaciones al nombrar a la gente son comunes. Casi todo el mundo mezcla los nombre de la familia y amig@s. Sus hallazgos se publicaron en el semanario Memory & Cognition.
«Es un fallo cognitivo normal«, afirma Deffler.
No tiene relación alguna con la mala memoria o con la edad, sino con cómo el cerebro categoriza los nombres. Es cómo tener carpetas especiales para nombres de familia y amig@s almacenados en el cerebro. Cuando las personas usan el nombre equivocado, asombrosamente el usado se halla en la misma categoría. Está en la misma carpeta.
Y hay un grupo que hace esto constantemente, un grupo específicamente proclive a mezclar los nombres.
«Las madres, especialmente las madres«, afirma Deffler. «Cualquier madre con la que he hablado afirma que hace esto» (la mía también lo hace)
Funciona tal que así: Pongamos que vienes cargad@ del supermercado y necesitas ayuda rápida de algun@ de tus hij@s. Tu cerebro intenta recuperar rápidamente el nombre desde la carpeta familia, pero acabará sacando un nombre relacionado, menciona Neil Mulligan ; científico cognitivo de UNC Chapel Hill.
«A medida que te preparas para producir el habla, no estás activando tan sólo su nombre, sino los nombres que compiten con éste«, dice. Pasas por los nombre de tod@s tus otr@s hij@s, almacenados en la carpeta familia, y a veces estos nombres competidores ganan.
Es como ocurre en la serie Friends. Cuando Ross, en su boda con Emily, debe de decir el nombre de ella y, en su lugar, dice el nombre de su ex novia Rachel.
En ese momento Ross tendría tanto el nombre de Rachel y de Emily en la carpeta mental de ‘personas queridas’, resultando en una mezcla mental.
Y no tan sólo l@s human@s amad@s se almacenan junt@s.
«Cualquier perro que tuviésemos en ese momento se incluía en la frase junto con mi hermana Rebecca y mi hermano Jesse», dice Deffler. (Esto mi madre también lo hace, y mete en el saco a los sobrinos)
De modo que, típicamente el perro de la familia se almacena junto con otros miembros de la familia. Esto además, nos lanza una pregunta: ¿Qué pasa con el gato de la familia?
«Tienes más probabilidades de que te llamen por el nombre del perro que por el nombre del gato», dice Deffler.
De acuerdo con Mulligan, esto implica que psiciológicamente, categorizamos el nombre del perro con los nombres de los miembros de la familia. «No hacemos eso con los nombres de gatos, de hamsters o de otros animales».
A lo mejor esta es la razón por la que el perro es el mejor amigo del hombre.
Buen Lunes!! 🙂
Artículo Original: «When The Brain Scrambles Names, It’s Because You Love Them» en NPR
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