¿Has hablado alguna vez de un problema con un@ amig@, y te has dado cuenta que no comprende por qué el problema es tan importante para ti? ¿Has presentado alguna vez un idea frente a un grupo de personas, y ha causado confusión? ¿Qué está pasando? ¿Por qué ocurre tan frecuentemente la falta de comunicación? ¿Cómo podemos minimizar nuestra frustración y expresarnos mejor?
El hecho es que la comunicación humana es increíblemente compleja, aunque estemos cara a cara con otra persona, en la misma habitación y hablando el mismo idioma. Pero las buenas noticias son que si tenemos un entendimiento básico de lo que ocurre cuando comunicamos, nos puede ayudar a prevenir la falta de comunicación.
Podemos pensar en la comunicación entre dos personas como si se tratase de un juego de coger. A medida que comunicamos nuestro mensaje, recibimos feedback del otro lado. Así, con esta transacción, juntos, creamos significado.

Pero, como buenos humanos, no podemos tan sólo enviar y recibir los mensajes sin que éstos pasen por nuestras lentes subjetivas. Al comunicar, una persona expresa su interpretación del mensaje y con la que se está comunicando oye su propia interpretación de ese mensaje.
Nuestros filtros perceptuales están constantemente cambiando los significados y las interpretaciones. En ese caso, es cuando la comunicación se convierte en un juego de coger, pero sin pelota, sino con un bloque de arcilla. A medida que cada persona toca el bloque de arcilla, le da forma para adaptarlo a sus propias percepciones en base a diversas variables como: el conocimiento basado en la experiencia previa, edad, raza, género, etnicidad, religión o trasfondo familiar. De modo que, a medida, que el trozo de arcilla va y viene entre las dos personas éste se retrabaja, se reforma y está en constante cambio; convirtiendo nuestros mensajes en una masa de falta de comunicación.

Por suerte hay algunas prácticas sencillas que nos pueden ayudar en nuestras interacciones diarias mejorando nuestra comunicación. Veámoslas:
- Reconocer que la escucha pasiva y la escucha activa no son lo mismo. Involucrémonos activamente en el feedback verbal y no verbal de l@s demás y ajustemos nuestro mensaje para facilitar un mejor entendimiento.
- Escuchemos con nuestros ojos y oídos; y también con nuestras tripas. Recordemos que la comunicación es más que palabras.
- Tomemos tiempo para entender del mismo modo que lo intentamos para ser entendid@s. En la prisa para expresarnos, es fácil olvidar que la comunicación es una calle de dos sentidos. Estemos abiert@s a lo que las otras personas tienen que decirnos.
- Seamos conscientes nuestros filtros perceptuales. Elementos de nuestra experiencia que incluyen nuestra cultura, comunidad y familia; y que influencian el modo en que vemos el mundo. Digamos: «Así es como yo veo el problema pero, ¿cómo lo ves tú?« No asumamos que nuestra percepción es la verdad objetiva; de este modo podremos trabajar para compartir un diálogo con l@s demás y alcanzar junt@s un entendimiento común.
Estos son a grandes rasgos los contenidos de la TED Lesson de Katherine Hampsten que me gustaría aprender hoy. Aquí está subtitulada al castellano:
Buen Miércoles!! 🙂
Artículos Originales:
Debe estar conectado para enviar un comentario.