Uno de los temas más recurrentes que aprendemos en Feel The Brain es el relacionado con el dormir. Hemos aprendido muchas cosas sobre los efectos de dormir, de no dormir, de lo que hace nuestro cerebro cuando dormimos, etc.
Hoy, el primer Brain Feeling de Agosto de 2020, también está dedicado a esta temática, al dormir. Veamos qué podemos aprender. 😴
Algunas de las consecuencias de una mala noche de sueño son obvias: fatiga, dificultad para concentrarse y ganas de ir a la cama son tan sólo algunas de ellas. Pero hay algunas tales como un impulso más débil de ser social durante el día que se suelen pasar por alto. L@s científic@s han concentrado su atención en otro problema escondido tras la falta de sueño: la ansiedad.
Hay una relación muy cercana entre cuanto duerme una persona y cómo experimenta el mundo. Cuanto más tiempo pasemos sin dormir, más angustiad@s nos sentiremos. Las alteraciones del sueño son también un síntoma común de mayores trastornos del carácter como puede ser la depresión. Mejorar la calidad del sueño es uno de los primeros objetivos de la terapia, ya que si las personas dormimos mejor, nos sentimos mejor.

Puede ser que la tristeza y la preocupación sean simples consecuencias de sentirse cansad@, pero también hay relaciones directas entre el sueño y los sistemas de regulación del estado de ánimo en el cerebro. Un equipo de investigador@s en Berkeley decidieron responder directamente esta pregunta con un estudio publicado en 2020.
L@s investigador@s pidieron a l@s participantes del estudio que completaran algunas tareas después de una primera noche de privación total de sueño y luego de una segunda noche con la misma privación. Inspeccionaron los niveles de ansiedad de cada persona durante cada sesión y grabaron su actividad cerebral mientras les hacían ver vídeos que los hiciesen sentir incómod@s (como per a un bebé llorar).
Como era de esperar, l@s participantes estaban más ansios@s después de una noche de privación total de sueño que después de una noche normal. Cuando l@s investigador@s miraron dentro de las cabezas de las personas mediante un escáner cerebral, hallaron que un área cerebral conocida como la corteza prefrontal medial (un área relacionada con el control emocional) reducía su actividad cuando las personas tenían falta de sueño. Estaba menos activa en respuesta a esos vídeos incómodos.
Por otro lado, el área de la amígdala del cerebro mostró el patrón contrario: una actividad más marcada después de una noche sin sueño. A diferencia de la corteza medial prefrontal, que juega un papel importante en regular las emociones y las acciones, la amígdala está íntimamente relacionada con las experiencias reales de la emoción, la más notable es el sentimiento de miedo.

Cuanto más se veía reducida la actividad de la corteza medial prefrontal después de una falta de sueño, más ansios@s afirmaban estar l@s participantes. Una ansiedad creciente también tiene correlación con conexiones dañadas entre la corteza prefrontal y la amígdala. En otras palabras, los sentimientos de estrés y ansiedad después de una mala noche de sueño están directamente dirigidas por un sistema de control emocional cerebral debilitado. Sin los efectos rejuvenecedores del sueño, el córtex prefrontal es menos capaz de controlar cómo la amígdala procesa la ansiedad, permitiendo que los niveles de miedo aumenten hasta niveles muy poco saludables.
Pero, ¿qué hay en el sueño que nos ayuda a no tener ansiedad? L@s investigador@s estudiaron diferentes estadios del sueño para ver si algunas fases eran más de ayuda que otras. Descubrieron que el sueño de onda lenta (la fase más profunda que ocurre tan buen punto caemos dormid@s) predecía cuánto descenderían los niveles de ansiedad durante la noche. Más sueño de onda lenta conducía a menos ansiedad por la mañana.

La relación entre la ansiedad y el sueño suele ir en ambas direcciones. Mucha ansiedad durante la noche evita que la gente podamos dormir, y el no poder dormir hace que la gente se sienta más ansiosa. Aunque sí que es cierto que este ciclo frustrante existe, l@s investigador@s descubrieron que un sueño pobre empeoraba la ansiedad independientemente de cuán angustiad@s se sintiesen l@s participantes la noche noche anterior. Para prevenir que empiece este círculo vicioso, es importante que tengamos tiempo de tener una noche de sueño completa incluso después de un día un poco estresante.
La relación entre la ansiedad y el sueño suele ir en ambas direcciones
En general, los efectos dañinos de un sueño pobre van más allá de sentirnos cansad@s durante el día siguiente. El sueño de calidad (en particular el sueño profundo y robusto) restablece la habilidad de la corteza prefrontal para monitorizar y regular los sistemas emocionales del cerebro. Un sueño pobre daña cómo estos sistemas procesan la información emocional, lo que abre las puertas a la hipersensibilidad.
Cuando las personas estamos ansiosas, a menudo vemos amenazas donde no las hay. Afortunadamente, el sueño ayuda que el cerebro estimule las redes cerebrales que previenen estas sobrereacciones. Un sueño suficiente nos permite concentrar nuestras energías en problemas productivos de nuestras vidas en lugar de en patrones tóxicos de pensamiento que hacen que la vida parezca abrumadora.
Buen Domingo!! 🙂
Artículo Original: «Why a Lack of Sleep Makes You Anxious» en Medium
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