Cuándo es seguro confiar en la intuición (y cuándo no)

A menudo usamos atajos mentales (heurísticas) para tomar decisiones. Simplemente hay demasiada información que nos llega de todas partes y demasiadas decisiones que necesitamos tomar a cada momento, para poder pensar en cada una de ellas larga y detalladamente. Esto puede llegar a ser un tiro en el pie, pero en muchos casos la intuición es un atajo prefecto. Sin embargo, la intuición es de ayuda bajo ciertas condiciones. Aprendamos 3 de ellas.

Condición #1: La Experiencia

La condición más importante es el expertise, la experiencia. Si soy un@ escalador@ novat@, mi intuición sobre si una ruta es segura no será precisa (no tengo conocimiento de antemano suficiente para que me sirva de base para tomar esa decisión). De modo similar, si un profesor de historia financiera está llevando a cabo una decisión sobre algún tipo de inversión, su expertise en historia financiera no se extenderá automáticamente a las inversiones actuales, por lo que no debería confiar en su intuición para estas decisiones.

El desarrollo de juicios intuitivos precisos requiere de una cantidad sorprendente de expertise en un dominio específico (según algunas investigaciones, unos 10 años). Y, durante estos 10 años, la repetición y el feedback son esenciales.

Por ejemplo, un productor de programas de televisión, para tomar decisiones precisas sobre algún programa nuevo, necesitará haber estado involucrad@ en la toma de decisiones sobre estos nuevos programas y recibir feedback rápido y preciso sobre si esas decisiones fueron buenas. Finalmente, esta repetición y feedback se incrustan como aprendizaje intuitivo y se pueden usar, en este ejemplo, para tomar decisiones intuitivas más rápidas y efectivas sobre estos programas nuevos.

El aprendizaje también puede pasar subconscientemente durante el tiempo (también llamado «aprendizaje implícito«). Por ejemplo, el capataz de una fábrica pasa cada día analizando el entorno de la fábrica, asegurándose que es seguro y que l@s trabajdor@s son productiv@s. Después de muchos años de llevar a cabo esta labor, el capataz aprende a reconocer las señales más importantes o los patrones de actividad, ignorando la información irrelevante. De esta manera, el capataz puede responder a las condiciones de la planta de un modo rápido, preciso e intuitivo.

Condición#2: El Tipo de Decisión

La segunda condición está relacionada con el tipo de decisión que estés llevando a cabo.

Para poder aplicar el juicio intuitivo, el problema tiene que ser desestructurado. Un problema desestructurado es uno que tiene una falta de reglas de decisión claras o tiene pocos criterios objetivos con los que tomar una decisión; por ejemplo, juicios estéticos sobre si una película o una exposición de arte tendrán éxito, o juicios políticos sobre el mejor modo de aprobar una nueva iniciativa, o juicios sobre recursos humanos sobre el mejor modo de resolver un conflicto entre emplead@s.

Los tipos de problemas que no se benefician de la intuición son aquellos que tienen reglas claras de decisión, criterios objetivos, y datos abundantes con los que llevar a cabo un análisis.

Por ejemplo, al hacer un diagnóstico médico, los algoritmos tienden a ser más precisos que el juicio de un médico experimentado. Esto es porqué el ordenador puede calcular la probabilidad que un conjunto de síntomas indique una enfermedad particular teniendo en cuenta la edad del paciente, el sexo, y otros factores relevantes.

El cerebro humano, al enfrentarse con tal cantidad de datos, necesita utilizar heurísticas, y estos atajos mentales pueden ser imperfectos. Con cientos de síntomas posibles y de enfermedades, sería muy difícil para cualquier doctor@ individual desarrollar el expertise profundo requerido para tomar una decisión intuitiva precisa sobre una enfermedad particular.

Por supuesto, la mayoría de decisiones caen entre el juicio estético y el algoritmo informático. Al comprar un coche nuevo, podrías alimentar de datos un algoritmo para calcular el modelo más eficiente y económico que cubra tus necesidades, pero la decisión final estará influenciada por reacción al look & feel del coche (una cosa en la que un ordenador no puede asesorarte).

De modo similar, la decisión de vender tu producto en un mercado nuevo puede ser analizada cuantitativamente, pero el resultado final se verá afectado por los sentimientos nuevos de los clientes sobre el producto (algo que un ordenador no puede predecir).

Sin embargo si hay reglas de decisión claras que se puedan usar para crear un algoritmo, si existen datos relevantes, y si la decisión se verá respaldada con criterios puramente objetivos, entonces una aproximación analítica será de más ayuda que la intuición para poder alcanzar la mejor decisión.

Condición #3: La Cantidad de tiempo de la que dispones

Finalmente, la tercera condición es la cantidad de tiempo del que dispones. Si tan sólo tienes una pequeña ventana en la que poder decidir, la intuición será de ayuda ya que es mucho más rápida que un análisis detallado. Esto es especialmente cierto cuando hay muy poca información con la que poder tomar la deicisión. Cuando la información y el tiempo son escasos, utilizar heurísticas como la intuición puede ser tan efectivo como una aproximación racional.

Pero, ojo!, una falta de tiempo no es en sí misma una buen razón para utilizar la intuición.

Aunque queramos creer que nuestra intuición nos está diciendo algo importante, continua siendo un atajo que puede llevarnos por el camino equivocado.

La intuición es, en esencia, un sentimiento y no necesitamos conocer el origen de ese sentimiento. Puede ser que nuestra aversión a una opción particular esté reflejando nerviosidad oculta, inseguridad o miedo a lo desconocido (aquí tendríamos un sesgo). Si esto pasa, nuestra intuición nos llevará a rechazar una opción perfectamente buena.

Al mismo tiempo, la investigación ha demostrado que los sentimientos son relevantes (y esenciales) en la toma de decisiones; un estudio de pacientes con tumores en la zona de las emociones del cerebro demostró que éstos eran capaces de generar alternativas de solución frente a un problema pero eran incapaces de escoger una.

Áreas del Cerebro relacionadas con las emociones.

Para acabar, seguro que tendremos que utilizar a la vez tanto la intuición como el análisis. Habrá veces en las que la intuición reducirá el conjunto de opciones, que después se podrán analizar de un modo lógico y racional. O, de modo contrario: un análisis detallado inicial identificará algunas opciones que pueden ser igualmente buenas y necesitemos de la intuición para escoger una de entre todas ellas.

Pero, antes de decidirte a confiar en tus corazonadas, pregúntate: ¿soy un@ expert@? ¿es un problema desestructurado? ¿cuánto tiempo dispongo para decidir?

Puedes poner a prueba tu intuición con «El Problema del Cumpleaños» en: Pon a prueba tu intuición

Buen Jueves!! 🙂


Artículo Original: «When It’s Safe to Rely on Intuition (and When It’s Not)» en Harvard Business Review

Un comentario sobre “Cuándo es seguro confiar en la intuición (y cuándo no)

Los comentarios están cerrados.

Crea un sitio web o blog en WordPress.com

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: