Hoy me gustaría contaros un cuento. El cuento de cada uno de nosotr@s. El cuento en que la Vida y la Muerte, trabajan juntas para hacer que seamos quienes somos cuando toca y sacarle el máximo partido a nuestra existencia.
Espero que os guste como me ha gustado a mí.
Mucho antes que conocieras tu propia identidad, eras un@ de est@s:
Y también uno de estos:
Estas dos cositas se juntaron en algún momento y te convertiste es esto:
Y, después de vivir en el vientre de tu madre, naciste y te convertiste en un residente de nuestro mundo:

Se te dio este precioso regalo llamado vida, lo que conlleva grandes beneficios. A medida que crecías te dabas cuenta de cuáles eran algunos de ellos.
Por ejemplo, descubriste que la comida podía ser bastante deliciosa:
Viste cómo ver programas de tele alucinantes te hacía sentir realmente bien:
Descubriste la belleza de la naturaleza y sus sorprendentes cualidades:
También descubriste que el amor viene de muchas formas, pero que el amor romántico, en particular, te hacía sentir muy bien:
Pero también descubriste aspectos de la vida que no eran tan agradables. Descubriste cuán doloroso era que te rompieran el corazón:
Aprendiste sobre el calentamiento global y cómo podía destruir este mundo:
Descubriste programas de tele nefastos y lo mal que podían llegar a hacerte sentir:
Y, a tu pesar, también descubriste que algunos alimentos eran peligrosos y que te podían tener cofinad@ en el baño durante algunos días:
Todas estas experiencias, estos sentimientos buenos y malos, son sólo una parte de esta existencia que te han regalado.
Hay muchos modos diferentes con los que la gente define la existencia humana. Algunos afirman que tiene que ver con que el cuerpo físico funcione y con que haya un corazón latiendo. Otros, que no tiene nada que ver con el cuerpo físico y todo está relacionado con la consciencia. Algunos, incluso, afirman que la existencia empieza cuando decides creer en alguna fe o religión.
La existencia tiene que ver con todo esto:

Esta es la Lista de la Experiencia Humana, y cada un@ de de nosotr@s tiene su propia versión de ella. Es el libro mayor de nuestra existencia, el documento maestro que sigue todo lo que nos puede dar potencialmente cualquier experiencia en cualquier momento.
Puede parecer complicado, pero solo hay dos editores de este documento. Empecemos por el primero, su nombre es Vida.
La única responsabilidad de la Vida es añadir a esta lista un rango plausible de experiencias potenciales. No es una tarea fácil, ya que los elementos de la lista crecen astronómicamente con el mero hecho de nacer.
Por ejemplo, si eres lo suficientemente afortunad@ como para nacer sin ninguna discapacidad congénita y puedes tener acceso a todos tus sentidos, la Vida estará realmente ocupada grabando al momento, todas las cosas que puedes hacer y todos los modos en los que puedes experimentar esas cosas:
Aún más, si expandes cualquiera de los elementos de esta lista, habrá un montón de categorías de nuevas posibilidades bajo cualquiera de esas experiencias.
Cuando eres niñ@, la Vida es una escritora incesante, los desarrollos que están aconteciendo son tan rápidos que el rango de experiencias posibles se expande potencialmente.
A duras penas la Vida puede apuntar todas estas posibles experiencias.

Esto tiene que ver con nuestra adoración innata a l@s niñ@s. El potencial en qué se puede convertir cada niñ@ puede ser infinito, y nos recuerda los tiempos en los que constantemente aprendíamos nuevas cosas, nos asombrábamos ante cualquier hecho del mundo y ampliábamos exponencialmente nuestras propias listas.
Cualquier experiencia que tenemos, sea buena o mala, la Vida la graba en una única lista para cada un@ de nosotr@s. En función del estilo de vida que llevemos, el ritmo de estas adiciones puede ser más rápido o más lento, hecho que continúa ocurriendo en la edad adulta.
Pero esta lista, no continúa creciendo para siempre. En diversos puntos de nuestras existencias nos ocurren cosas que requieren que se eliminen ciertos elementos de la Lista de la Experiencia Humana, ya sea una eliminación temporal o permanente.
Aquí es donde podemos presentar al segundo editor de nuestra lisa.
Saludemos a la Muerte.
Al preguntarle a cualquier qué es lo que más teme de la existencia, es muy común que salga la Muerte.
La única responsabilidad de la Muerte como editor es la de eliminar ítems que ha escrito la vida y que ya no son aplicables o posibles. Podemos ver a la vida como el editor que añade y a la Muerte como el editor que borra.
Cuando pensamos en la Muerte, lo que más tememos es que deshaga todos los cambios que la Vida ha hecho, y que lo haga de una única tacada.
Igual no nos damos cuenta conscientemente, pero la presencia de las habilidades de edición de la Muerte guían mucho de todo lo que hacemos.
Programamos visitas médicas rutinarias para asegurarnos que la Muerte está en su lugar:
Nos ponemos los cinturones de seguridad como acto de asegurarnos que no recibamos una visita de la muerte:
Hacemos ejercicio y adoptamos hábitos de alimentación saludable para mantenerla alejada del Trabajo de la Vida:
Muchas de las decisiones que tomamos a diario son un esfuerzo para mantener a la Vida concentrada en hacer crecer nuestra lista y para mantener a la Muerte desocupada, sin que haga ninguna acción sobre ella.
Pero, en realidad, la mera existencia de la Muerte es la que nos anima a tomar acciones en algunas de las experiencias con más significado que la Vida nos puede ofrecer.
Ser conscientes de la brevedad de la existencia nos mantiene con los pies en el suelo al perseguir las metas que más nos importan en el presente.
Ser conscientes de nuestro tiempo limitado en este mundo nos previene de usarlo para malgastar nuestra energía.
Entender que un día será el último en que veamos a nuestras familias nos recuerda lo realmente preciosos que son los momentos en los que estamos juntos.
La verdad es que la Vida y la Muerte no viven en partes distintas de nuestro universo. Son dos compañeros de habitación, compartiendo espacio en la residencia de tu vida.
Esto puede ser bien visto para algun@s y bastante mal visto para otr@s.
El conocer la existencia de la presencia de la Muerte nos puede motivar a hacer grandes cosas, pero much@s de nosotr@s preferimos no pensar en que podemos morir en cualquier momento.
Hay algo que asusta sobre el pensamiento que, como editores de nuestra Lista de Experiencia Humana, la Vida escribe con un boli y la muerte borrar con una guadaña.
Pero esta es la mayor idea equivocada sobre la Muerte.
Tendemos a pensar que la muerte es un evento de eliminar la vidas más que un evento de editarla. En lugar de concentrarnos en su propósito como herramienta substractiva necesaria para el crecimiento, la vemos como el momento definitivo en que todo termina.
Pero la Muerte no trabaja con una guadaña.
Utiliza una herramienta muy distinta . . .
Una goma de borrar.
Mientras que la Vida es la responsable de añadir posibles experiencias a tu lista, no tiene la habilidad de sacar las que ya no te sirven. Aquí es donde entra en juego la Muerte. Está presente casi en cada estadio, borrando ciertas experiencias y partes de ti mism@ que algún día eran intrínsecamente tu identidad.
Piensa en:
- ¿Cuántos de tus amigos de la escuela primaria son aún amigos tuyos?
- ¿Qué pasaría si hoy en día aún fueses tu versión del instituto?
- ¿Tiene ahora el dinero el mismo significado que el que tenía cuando te graduaste?
- ¿Tienen las relaciones el mismo significado?
- ¿Esas cosas tan importantes para ti hace años, continuan siéndolo ahora?
- ¿Eres la misma persona hoy que la que eras ayer?
Al sopesar estas preguntas, es el momento en que nos damos cuenta de cómo han cambiado nuestras vidas en el tiempo. Puede parecer que estés viviendo una nueva existencia. Estos cambios no ocurren simplemente porque la Vida esté anotando nuevas cosas, ocurren porque la Muerte se encarga de eliminar esos sentimientos que ya no te son útiles.
Lo mejor de la Vida y la Muerte es la comunicación activa que tienen mientras trabajan juntas en crear el balance en la Lista de la Experiencia Humana. Cuando la Muerte borra una experiencia particular, le da a la Vida una oportunidad de añadir una nueva perspectiva.
Por ejemplo, así es como sería la comunicación entre la Vida y la Muerte cuando terminas con una relación insana:
Este intercambio cuidadoso ente la Vida y la Muerte es lo que nos permite crecer como personas. La Muerte elimina las partes que ya no aplican, y la Vida añade feedback de lo que esa pérdida ha significado.
Puede ser complicado ya que somos inherentemente resistentes la pérdida, especialmente en lo que se refiere a nuestras cualidades personales. Estamos obsesionad@s con nuestra identidad, enganchados a la noción que hay cualidades principales que hacen que se seamos quienes somos. Subscribimos la creencia que son cualidades que nos definen y que son inmutables.
Una «cualidad central» de una persona podría tener esta pinta:
¿Qué pasaría si, a medida que pasa el tiempo, te dieses cuenta que ya no te gusta estar con grandes grupos de personas? ¿Y si te dieses cuenta, al estar en un grupo, que preferirías irte a casa? ¿Qué pasaría si ya no estuvieses seguro de la dirección que está tomando tu carrera? ¿Qué pensarían tus amigos y familia? ¿Qué harías entonces?
Cuando los valores centrales de tu identidad se ven amenazados, tu primer instinto es pelear y agarrarte a ellos como un clavo ardiendo. Al fin y al cabo, has construido tus relaciones y reputación sobre ellos, así que perderlos te podría llevar a un gran aislamiento.
Aquí es donde la reformulación de la Muerte es de especial ayuda.
Cuando somos conscientes de esta gran interacción ente la Vida y la Muerte, nuevos sentimientos se revelan como momentos de pausa y reflexión. El acto de edición de tu identidad por parte de la Muerte es la oportunidad de la Vida de llevarte a novísimas perspectivas.
Si la Muerte está borrando tu tendencia a agradar a los demás, quizás la Vida te esté diciendo que mires en tu interior y te hagas serias preguntas sobre lo que has estado ignorando. O, de lo contrario, si la Muerte está borrando tu deseo de estar sol@, a lo mejor la vida te empuja a encontrarte con otr@s, a compartir los pensamientos que han estado rondando por tu cabeza.
Esta constante adición y substracción de experiencias nos mantiene conscientes sobre el hecho que la existencia es continuamente fluida. No existe una lista permanente de cualidades que te definan, así que no hay razón para la que temer a un cambio.
Tod@s vivimos múltiples vidas en un única existencia, y nuestro sentido del yo muere repetidamente en el proceso. Así que, cuando notes que están ocurriendo cambios substanciales, no te asustes.
Es tan sólo la Muerte haciendo un poco de limpieza para que la Vida tenga espacio en la lista para dar a conocer sus nuevos descubrimientos.
Dicho esto, mientras que la Muerte tiene una gran habilidad para disipar la ilusión de la autoidentidad, no todo es tan bonito. Su goma de borrar tiene el poder de borrar aquello que realmente debe ser borrado, pero otras veces toca ítems que no querríamos que los tocara ni loc@s.
Tiene la habilidad de herirnos profundamente.
Y este dolor es el peor cuando la Muerte borra a uno de nuestros seres queridos.
No hay ningún modo «cómodo» de puentear el agujero emocional entre la existencia de un ser querido y la muerte del mismo. Incluso las familias que son totalmente conscientes de que el paso de uno sus queridos es inminente no pueden prepararse a sí mism@s para cuando se hace realidad.
Este abismo entre la muerte como concepto y la muerte como realidad es uno de los espacios más difíciles de navegar. Mientras el primero puede motivarnos a vivir nuestras vidas de modo pleno, el otro puede devastarnos y llevarnos a niveles inmanejables de pena.

Pero si hablamos con alguien que haya perdido un ser querido con la muerte, tendremos la sensación que pueden hacer lo mismo que aquellos que aún no han pasado por esta experiencia.
Con el tiempo suficiente, son capaces de construir un puente sobre ese abismo y reconciliar el triste traspaso de su ser querido con una lección visceral de qué es lo que realmente significa vivir plenamente.
Cuando las personas que, por ejemplo, han perdido a sus abuel@s reflexionan sobre el tiempo que han pasado con es@s grandes mujeres y hombres, siempre mencionarán alguna combinación de amor, confort, calidez, cuidado o simpatía. Es como si se hubieran empaquetado todas estas emociones y los propios abuelos se las hubiesen regalado, permitiéndoles de este modo acceder a lo que necesitan.
La textura de la calidez incondicional permanece con nosotr@s bastante tiempo después que su origen ya no esté. Y para aquell@s que hemos tenido el privilegio de experimentar este confort, la muerte de un ser querido puede actuar como recordatorio de que podemos dar estos mismos sentimientos a otr@s.
Mientras que el traspaso de un ser querido es un hecho difícil de gestionar, recordar que la Vida está en el otro lado, esperando pacientemente a enseñarnos que quiere decir todo esto. Esta es la lección que nos mantiene con los pies en el suelo en este paisaje que cambia continuamente nuestra existencia colectiva.
Puede parecer difícil de hacer, ver a la muerte de este modo nos enseña el significado de «vivir una vida plena». Quedémonos con:
- Recuerda que la Vida y la Muere son compañeras de habitación. La Muerte no está esperando con los brazos cruzados al final de nuestro camino. Siempre está con nosotr@s en la vida que llevamos. Ser conscientes de ello, nos permite reflexionar en qué es lo que realmente importa, y a mantenernos abiert@s a las nuevas perspectivas que nos da la Vida.
- La Auto Identidad no es permanente, así que acoge los cambios como vengan. Nada es inmune a la goma de borrar de la Muerte, de modo que no hay razón por la que aferrarnos desesperadamente a una versión ilusoria de nosotr@s mism@s. Soltar un poco el agarre de nuestra identidad puede rebajar el miedo y la ansiedad que normalmente acompañan a los cambios.
- Podemos aprender las lecciones de la muerte ahora. No tienes porque esperar has que tu Lista de Experiencia Humana esté vacía para aceptar la sabiduría de morir. Tenemos este momento sólo para trabajar en lo que nos da significado, para abrazar esta existencia que se nos ha dado, y para decirles a las personas que más queremos que las queremos.
La Muerte ilumina el hecho que este momento, este mismo, es lo único que tenemos real en nuestra vida.
Así que, saquémosle el mejor partido.
Buen Domigo!! 🙂
Artículo Orginal: «Death Is the Roommate of Life» en Medium
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