Ya me disculpareis por estas últimas semanas sin poder aprender nada. Han sido unas semanas muy intensas de trabajo. Pero hoy, he encontrado un artículo que ha hecho sonar mi timbre de que ya es hora de aprender; esta vez sobre la creatividad.
A lo largo de la historia, artistas y científic@s han hecho hincapié en el gozo que acompaña a un repentina percepción creativa. Einstein describió el momento en que descubrió la teoría general de la relatividad como el momento más feliz de su vida. De un modo más poético, Virginia Woolf observó: «Como el poder creativo trae todo el universo a la vez al orden»
Pero, ¿qué es lo que viene justo antes de estos momentos de creatividad? ¿Qué emociones alimentan la creatividad?
El punto de vista sostenido de la psicología es que las emociones positivas son unas perfectas catalizadoras de la creatividad ya que expanden la mente, mientras que las emociones negativas son contraproducentes ya que nos reducen la concentración. Pero esta visión es muy simplista por diversas razones.
Es cierto que la atención tiene efectos importantes en el pensamiento creativo: un ámbito amplio de atención está asociado con el flujo de ideas así como un ámbito estrecho de atención nos lleva a un comportamiento más lineal; a llegar a las metas tan sólo siguiendo un «paso a paso».
Últimas investigaciones sugieren que la distinción entre emociones positivas y emociones negativas no sería el contraste más importante para entender el foco de la atención. En los últimos 7 años, el trabajo llevado a cabo por el psicólogo Eddie Harmon-Jones y su equipo sugiere que la variable crítica que influye nuestro ámbito de atención no es tanto la valencia emocional (positivo vs. negativo) sino la intensidad motivacional o cómo de fuerte nos sentimos forzad@s a acercarnos o a alejarnos de/evitar algo. Por ejemplo, placentero es una emoción positiva pero tiene un baja intensidad motivacional. En contraste, el deseo es una emoción positiva con una alta carga motivacional.
L@s investigador@s mostraron a l@s participantes un divertido vídeo de gatos (disparando emociones de baja intensidad motivacional) y vídeo de postres deliciosos (sacando de este modo alta intensidad motivacional). Aunque los dos evocaban emociones positivas, los vídeos de los gatos que simplemente eran para entretener, ampliaron las mentes; mientras que los vídeos de los postres; con mayor carga emocional, estrecharon la atención de los sujetos quiénes se centraron con más detalle a encajar con el estímulo.
Lo mismo ocurrió cuándo se les presentaron vídeos que relacionaban con emociones negativas: tristeza (un estado de baja intensidad motivacional) amplió el ámbito de atención mientras que, el disgusto (un estado de alta intensidad motivacional creada para la evitación) estrechó este ámbito.
Concluyeron que la intensidad motivacional era la variable más importante que afecta al ámbito de atención más que la mera experiencia de emociones positivas o negativas. Presumiblemente, esto es debido a que los estados de baja motivación facilitan la búsqueda de nuevas metas a conseguir; mientras que los estados de alta motivación hacen que nos centremos exclusivamente en completar una meta específica.
Con lo que, la próxima vez que quieras tener la mente abierta y ver todo el panorama, será mejor que lo hagas cuando estés de un humor placentero o triste. Si estas apasionad@ por la actividad en sí, un árbol no te va a dejar ver el bosque. Pero, si lo que necesitas es amarrarte y concentrarte en llevar a la practica una nieva idea, la alta intensidad motivacional será el único ticket que necesites para hacerlo.
Al final, la habilidad para expandir la atención y la habilidad para estrecharla son ambas contribuidoras clave para la creatividad.
Un estudio neurocientífico reciente conducido por Roger Beaty («Default and Executive Network Coupling Supports Creative Idea Production«); sugiere que las personas creativas tienen mejores conexiones entre las dos áreas del cerebro: el área de redes de regiones del cerebro asociadas con la concentración y el control de la atención y las áreas asociadas con la imaginación y la espontaneidad.

El proceso creativo incluye estados de euforia y inspiración, así como también estados de calma y de foco racional. Las personas creativas no se caracterizan solamente por uno de estos estados; sino por su adaptabilidad y su habilidad de mezclar los estados aparentemente incompatibles en función de la tarea.
En otras palabras, las personas creativas tienen mentes desordenadas.
Otra investigación ha demostrado que las personas que indicaban experimentar emociones intensas o extremas regularmente demostraban mejores puntuaciones en la capacidad creativa que aquell@s que tan solo sentían emociones positivas o negativas.
Tened en cuenta que raras veces sentimos felicidad o tristeza puras, tendemos a experimentar emociones mezcladas. Christina Fong ha investigado los efectos de la ambivalencia emocional (la experiencia simultánea de emociones positivas y negativas) sobre la creatividad. Fong sugiere que esta mezcla de emociones que no suelen experimentarse conjuntamente apuntan a que nos conducen a algunas situaciones donde encontramos los casos inusuales de las relaciones y descubrimos nuevas conexiones.
Por ejemplo, Fong, apunta a algunas situaciones que tiende a incrementar esa ambivalencia emocional: las mujeres que están en posiciones de más alto estatus demuestran mejor ambivalencia emocional que aquellas que están en un estatus más bajo y cuando las personas están comprometidas en fichaje organizacional y socialización, demuestran más niveles de ambivalencia emocional. Es en estos puntos donde quizás l@s managers «se beneficiarían de programar tareas que implicasen pensamiento creativo para esos periodos o bien, asignar tareas creativas a l@s nuev@s mienbr@s de la organización«. En otras palabras, sería en estos momentos de alta ambivalencia emocional cuándo las emociones de l@s emplead@s están más maduras para la creatividad.
En resumen, si juntamos las últimas investigaciones sobre el rol de las emociones en la creatividad que sugieren que, en lugar de concentrarnos exclusivamente en generar emociones positivas en l@s emplead@s (o dispersar las negativas) l@s managers deberían considerar factores adicionales como, cómo el entorno puede aumentar la ambivalencia emocional y la intensidad motivacional al estimular la creatividad.
Como en todo, es el momento de movernos más allá del maniqueísmo del Blanco y Negro y abrazar el desorden inherente al proceso creativo.
Pegadle un vistazo a éste hermoso vídeo:
Buen Domingo!! 🙂
Artículo Original: «The Emotions That Make Us More Creative» en Harvard Business Review.
Debe estar conectado para enviar un comentario.