Estamos contaminados. Nos han educado que un enfermo mental es una persona perdida, sin voluntad ni control de si mism@. Totalmente alienada sin solución. Esto es absolutamente erróneo.
Hay enfermedades mentales que no requieren del arquetipo del la camisa de fuerza y la habitación acolchada que nos han instalado en nuestra cabeza. Aún más, son las más comunes: depresión, ansiedad,…
Todos estamos sujetos a ser enfermos mentales. Pero tiene solución si buscamos es tratamiento correcto. Así pues veamos algunos de los mitos que han acompañado al enfermo mental.
La enfermedad mental está malentendida. Hay un abanico inmenso de variaciones sobre la enfermedad mental y es extremadamente fácil llevar a cabo generalizaciones y llegar a conclusiones sin fundamento.
La historia de la enfermedad mental a lo largo del tiempo ha fomentado la aparición de mitos a su alrededor.
Hoy me gustaría transmitiros un artículo sobre los 4 mitos más comunes y que realmente deberíamos evitar.
Mito 1: Las Enfermedades Mentales son 100% Hereditarias
Falso. Evidentemente sí que pueden pasar de padres a hijos. Pero hay muchos casos de pacientes que han desarrollado enfermedades mentales sin tener una historia familiar previa.
Estos son algunos de los factores verdaderos que los causan:
- Trauma Psicológico: ocurre en el momento en que una intensa experiencia negativa tiene un profundo impacto emocional en el sujeto.
- Factores Biológicos: A veces el sujeto nace con algún desiquilibrio bioquimico; que hace que las «inas» de nuestro cerebro provoquen que éste no funcione bien.
Mito 2: Las Enfermedades Mentales están causadas por el uso de drogas
Aunque es obvio que el abuso de ciertas sustancias producen efectos dañinos sobre el sujeto; hay muy pocos casos en que el uso de drogas genere una enfermedad mental. Al contrario, son problemas mentales previos los que impulsan al individuo al uso de drogas.
- Por ejemplo, la depresión es un ejemplo común de enfermedad mental. Los deprimidos a menudo se convierten en consumidores de sustancias, hecho que hace que sus síntomas sean peores.
- En lo referente a drogas legales hay algunas que tendrían efectos de alterar la mente. En la mayoría de los casos los efectos son pasajeros. Aunque se han dado situaciones en que estos efectos se han hecho permanentes después del uso prolongado de medicamentos recetados.
Mito 3: Los que sufren enfermedades mentales tienen una voluntad débil
Es importante que nos demos cuentas que sufrir una enfermedad mental no tiene nada que ver con nuestra voluntad o carácter.
- En muchos casos, los enfermos se quedan sin ayuda cuando enferman. La Enfermedad mental no discrimina, puede afectar a cualquiera.
- Lidiar con una enfermedad mental implica tener una gran dosis de coraje, especialmente si es crónica. Puede ser muy desalentador saber que tienes que lidiar con ella por el resto de tu vida.
- En muchos casos, nos encontramos con personas que rechazan aceptar que están enferm@s. Y aunque su fuerza pueda ser admirable, también puede ser peligroso si no buscan un tratamiento adecuado.
Mito 4: La Enfermedad mental evita una vida «normal»
La buena noticia es que la «normalidad» no tiene porque verse afectada si tienes una enfermedad mental. Con terapia y medicación los enferm@s mentales pueden vivir una vida normal.
- Teniendo el apoyo de un equipo de soporte que se asegure que estamos siguiendo nuestro tratamiento, evitará que nos caigamos del tren.
- Algunas de las personas más influyentes de nuestra sociedad han sufrido enfermedades mentales. Nos sorprenderíamos si supiésemos a cuántos enfermos mentales nos cruzamos cada día.
El mejor modo de afrontar una enfermedad mental es hacer cuánta más investigación mejor. Aprender sobre lo que tienes te puede ayudar a entender más sobre tu condición. A la vez que te ayuda a gestionar las respuestas y las expectativas.
Sobretodo, recuerda que una enfermedad mental no es una sentencia de muerte.
La vida vuelve a su curso en el momento en que el paciente busca tratamiento y soporte.
Artículo Original: «4 Insidious Myths About Mental Illness» en Fountia.